Jamás pensé tener en mis manos un ángel,
La perfección de aquel hermoso cuerpo.
Su cara se enredaba en mi pelo,
Sus manos temblorosas acariciaban mi cuerpo.
Mis labios se estremecían cuando los suyos me besaban,
Mi pasión se desataba y no quería despertar.
Cerré mis ojos y miré el resplandor de las estrellas;
Desnuda entre sus brazos me mantuve prisionera.
Bajó del cosmos celeste, aquella noche iluminada.
Nuestros cuerpos se encontraron,
Nos fundimos en el viento,
Bajo sus alas me cobijaba y me bañaba en su piel
Dulces sus besos,
Ardientes sus caricias.
Así es el ángel
que noche a noche deja cansado mi cuerpo
Volver a dormir quisiera
Para volver amar al ángel de mis sueños.
Espero la noche para que descienda del cielo
Y volar en sus alas al paraíso cálido de su cuerpo.
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Diosa De Fuego
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Julio 6, 2002
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